Es importante controlar muy de cerca la hipertensión ocular y reducirla antes de que cause alguna pérdida de la visión o daño al nervio óptico. Dependiendo de su caso en particular y qué tan elevada esté su presión intraocular, es posible que su oculista no inicie un tratamiento inmediatamente, sino que controle la presión intraocular a través de exámenes frecuentes. En otros casos, el
oculista puede indicar si se necesitan medicamentos para reducir la presión intraocular. Existen gotas para los ojos que ayudan a bajar la presión intraocular, pero es importante adherirse al régimen prescrito para que éstas funcionen eficazmente.
En algunos casos, el oculista puede recetar más de un
medicamento. Cuando un medicamento es prescrito, el oftalmólogo hace una cita a las pocas semanas para medir la presión ocular de nuevo y determinar la eficacia del
tratamiento. Si el medicamento no puede disminuir la presión del ojo, es posible que usted tenga una etapa inicial de glaucoma de ángulo abierto y no una hipertensión ocular. Si éste es el caso, su oculista discutirá opciones de tratamiento adicionales.
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